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Racho!

Dulces sueños

Alrededor de las 3:45 am, el 25 de junio del año en curso...

No sé su nombre. El único nexo que nos une es el de taxista-cliente. Su juventud es evidente: 15 o 16 años. Me gusta. Dudo en llegar a algo más; él conduciendo, yo en el asiento trasero. A punto de llegar a mi destino toco su hombro, su reacción: sobresalto.

- Amigo... - murmurea al hacer su cabeza hacia atrás.

Le digo algo para convencerlo ¿Qué? Lo desconozco. Comienzo a acariciarlo, su piel quema mis manos. Le gusta. Primero su pecho, luego su abdomen, oso llegar hasta su entrepierna evitando el pantalón e interiores. Se estira para que alcance mejor su intimidad. Sólo recuerdo húmedad, sexo...firmeza. Suspira y miro cómo goza, veo a su boca pedir un beso. Me atrevo a dárselo sin saber si le gustará, mas no podía detenerme a esas alturas. Mi boca toca la suya, ambos inexpertos. Me separo, mas él me busca; me ha dado entrada. Percato que gente nos observa.

- Vayamos a otro lado - le dije.

Lo hizo. Sin embargo no encontrábamos lugar dónde desenfrenar nuestras pasiones. Ofrezco mi casa, mis padres en ella. ¿Cómo nos bajamos? No sé. Lo llevé a mi recámara, le pedí que esperara ahí.

- Vendré para quedarme, luego nos casamos - recuerdo que me dijo.

Fui a la sala, usé la computadora. Necesitaba hacer algo. Mi hermana llega, mi madre aún despierta. Platican. Oigo abrir la puerta.

- No, Tavo no fue al centro! - escucho a mi madre decir.
- ¿Qué pasa? - le pregunto. Miro por la ventana: un taxista.
- Busca a un niño, ¿sabes algo?
- No.

Se abre la puerta de mi cuarto y te asomaste. ¿Qué hago contigo? ¿Cómo te saco? Abrí mis ojos y todo fue un sueño. Sin embargo, sigo sintiendo lo caliente de tu piel y tu inexperta boca!

Termino de escribir esto y recuerdo más del sueño, pero no tiene lógica ¿Cuál sí? Vengo de casa de un tío, iba caminando; Ale, Hugo y Anibal trabajan en una mueblería; llego hasta el María Isabel y supongo tomo el taxi. Sin embago, al estar en el taxi vengo del centro. Raro, ¿no?

Racho!

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